Mario Vargas Llosa

Empezare hablando de uno de mis favoritos de la sección de Hermosos Malditos, nada menos del maestro Mario Vargas Llosa, esto de maestro lo digo por que al leerlo me demuestra como pocos mi estatus de escritor en ciernes.
Y para comenzar me veo en la obligación de denunciar un despropósito, el hecho que este comprometido con su pensamiento político no tiene que estar por encima de su arte, él nunca ha dejado de crear esas novelas que apasionan y aunque prefiero dejar de lado “por este momento” su ideología política, no significa que este en contra de lo que piensa, al menos en lo más sustancial, por eso rompo una lanza a favor de sus ideales, y utilizaría la misma lanza si pudiera para darle en la cabeza a los demagogos que lo atacan, la mayoría de ellos escritores sin arte, indigenistas recalcitrantes o progresista del vulgo. Dejando claro que quiero referirme a su faceta como escritor y obviando la puta costumbre de algunos de intentar sujetar el arte bajo la pesada piedra de la conciencia. El arte no tiene que estar sujeto a nada y mucho menos supeditado a algo, es algo que tiene que fluir con total libertad por personas como él y en ocasiones ese don sale a flote salpicándonos con su magia.
Tras lo dicho quiero dejar claro también el sentido busco en una novela, para mi es el vehículo por el cual trasladarme a una historia ajena a mi vida, una aventura en la cual padezco y disfruto con las delicias o sinsabores que el artista describe, ante este concepto el escritor tiene que atraparme, darme una causa para seguir, una intriga, indicarme el camino que quiere continuar la trama sin desvelarme el desenlace y de esta manera atraparme en su red, tener ganas de llegar a casa y descubrir que le ha pasado al que se a convertido en mi eventual compañero de viaje y eso es lo que hace grande Llosa, sabe despertar mis sentidos. La incomprensión que alimenta la soledad de los Andes de Lituma, sentirme mi educación difusa ante la Tía Julia, almidonarme sin saber donde acaba la responsabilidad y empieza el deber con Pantoja.


A él le debo que muchas veces me haya planteado lo que es bueno y lo que no lo es y por eso hoy tal vez en su medida he aprendido a tener algunas cosas claras y de esta manera dibujar la confusa línea que ha veces separa el bien del mal.En este apartado pretendo ir desmembrando la obra de los Hermosos y Malditos, no busco un genérico de sus libros sino una opinión de sus obras, estas apreciaciones literarias tampoco quieren ser una critica académica, ni muchos menos un documento periodístico, simplemente nacen con la idea de compartir la satisfacción de la lectura, las podemos interpretar como una recomendación literaria que os haría mientras tomamos un vino.

La tía Julia y el escribidor, uno de mis libros de cabecera, aunque esto del libro de cabecera siempre me a traído más de un disgusto, No, que dices, este, aquel aquel es más importante en su trayectoria literaria, de que coño hablamos del que me gusto más o el que tuvo mayor influencia en el intelectualismo. Esta novela cuenta la historia de Varguitas, un joven criollo que nos describe con una naturaleza tan cómplice la manera de enfrentarse a la vida como escritor en la Lima de los años 50, como conoce el primer verdadero amor de su vida, una inapropiada relación que lo alejara de la protección de los suyos y le planteara un dilema moral que tendrá que resolver. Un salto al vacío en el que empieza a darse cuenta de que la vida ha cambiado y que ya no puede estar envuelto de ese circulo que antes lo protegía, este ha desaparecido y ahora se tiene que enfrentar a una serie de cosas con las que no estaba preparado y que intentara ir sorteando dejando de lado o al menos no trasmitiendo el cariz dramático de la situación, algo bastante común en la obra de este artista, no cae en el reclamo del melodrama pero si nos convencen para seguir a Varguitas por su travesía de un Perú olvidado. El libro parte de los recuerdos de su propia juventud y de la historia de amor con su primera mujer. Y en algunos momentos parece la continuación de La ciudad y los perros, obra con la que el peruano conseguirá saltar a la palestra literaria.



En este libro nos cuenta la experiencia de un cadete de una escuela militar del Perú, la brutalidad de las peleas, un absurdo racismo de todos contra todos, la ignorancia implícita, los valores de la amistad, la soledad del honor, el hambre juvenil de sexo, todo esto bien agitado, te da una novela muy intensa donde se montan y se remonta voces, tal vez por esto demasiado Faulkneriana para mi, Que dices imbecil, Falkner es dios, si pero yo no creo en dios, entre medio podría decirse que escribió Los cachorros y los jefes con seguridad recuerdos que en su adolescencia su retina atrapo, relatos cortos que no tienen desperdicio donde se muestra lo competitivo de ese momento de la vida, cuando es necesario demostrar para convencer y cuando convencer es todo.
Ahora siguiendo este orden caprichoso que no guarda relación con la cronología real os hablare de otra joya Pantaleón y las visitadoras, solo el hecho de pensar que esta basado en hechos reales (la comandancia del ejercito peruano decide crear un escuadrón de putas que frene el incremento de las violaciones que sufren las nativas por parte de los soldados) es el principio de un asombro que del cual no sabrás salir hasta que acabas el libro, en este Llosa nos lleva de la mano del capitán Pantoja ante unos dilemas morales que no tendrían cabida en occidente pero que en medio del amazonas tienen una lectura totalmente diferente. El escrupuloso y maniático capitán Pantoja tendrá que aceptar esta nueva perspectiva y aprender el ritmo de la cultura selvática, el mismo que lo atrapara en una espiral sin salida.
Cabe resaltar la capacidad de Llosa para crear personajes mezquinos, rebuscados, consigue personalidades peculiaridades muy variadas, perfectamente inidentificables por su autonomía, por su independencia, como seres con vida propia, seres escritos con otra pluma.

No cabe duda que tenia que continuar hablando de Lituma en los andes, ¡Salvad a ese hombre! es lo primero que viene a la cabeza, el cabo Lituma se ha convertido con el paso de los años en uno de mis mayores héroes, tal vez solo comparable a Chinasky, la soledad que le rodea es despiadada. La incomprensión de la gente del lugar delata su pronto final y el sigue con la obsesión que es en cierta manera es su incapacidad de entenderlos, de ponerse en su lugar, un lugar que el nunca ha visto de cerca y que ahora le cierra un cerco terrible alrededor de él, pero no puedo contar más con la esperanza que leas el libro, eso si con la mente abierta la única manera con la que se tiene que leer sino no seria lectura sino análisis y eso no vale si lo que quieres es disfrutar.

El último regalo del que os quiero hablar es El Paraíso en la otra esquina es una pieza de gran maestría donde el artista consigue un intimismo que te atrapa y te acompaña durante todo el trayecto de su lectura, para ello se pone en la piel de un incomprendido Gauguin y una idealista Tristán un viaje donde mentalidades distintas te irán contando como vencen o son vencidas ante las adversidades de la vida, todo ello sin renunciar nunca al destino que ellos mismos escogieron, la utopía.

Podría hablarlo de otros grandes títulos que leído del autor, pero he preferido solo los mencionados por que son con los que me evadido más de la realidad del momento eso no significa que sean los mejores pero si con los que más íntimamente ligado me he sentido, ahora espero que me hagáis caso y vayáis a una biblioteca a coger alguno de esos títulos y a disfrutar. Salud.

Volveré pronto para hablar de otro Hermoso Maldito.

Jorge Maruejouls

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