¿El islam contra occidente?



El mundo está cambiando rápidamente y las ideas son cada vez menos perceptibles como verdades absolutas, ya ni tan siquiera como resultados de conceptos claros, cada vez se difuminan más las realidades confundiéndose entre sí, creando la necesidad de canales más exigentes de comprensión que no banalicen sobre enrevesados conceptos de sensibilidad extrema. Por este motivo he sentido la necesidad académica de intentar descifrarlos.
Sobre la esfera de un mundo globalizado, la radicalización extrema de algunos grupos islamistas y su nueva táctica de externalizar su lucha, no deja espacio a la duda sobre la necesidad innegable de entendimiento entre la cultura occidental y la cultura musulmana, necesidad entendida como única salida real a la crisis de inseguridad que ocasiona el terrorismo. El mundo es ahora un lugar demasiado pequeño para seguir ignorándonos y lo que ocurra en el extremo opuesto del planeta acabará tarde o temprano afectando nuestro modo de vida.
En oriente la caída de las dictaduras y de los gobiernos de talante panarabistas, la incapacidad de una renovación política real por parte de los grupos laicos, el bloqueo de los movimientos islamistas moderados por parte de la comunidad internacional, el exceso de corrupción de las cúpulas militares, ha llevado al fortalecimiento inaudito de grupos terroristas que bajo la manipulación del verdadero significado de la yihad que explica el Corán, arrastran a la radicalización a miles de personas formando ejércitos que vencen a los ejércitos regulares de algunos países árabes, que son capaces de tomar ciudades y de inventarse su propio estado sin que la comunidad internacional sea capaz de impedirlo, grupos terroristas que sin complejos adoctrinan ciudadanos de todo el mundo para que se sumen a su causa, haciendo eclosionar el terror en el seno de la comunidad occidental.
En occidente la población es azotada por una terrible crisis económica que los gobiernos intentan solucionar ahondando más en el capitalismo, arrastrando con ello una innegable crisis de valores. El prometido estado de bienestar acota sus límites dejando fuera todo aquello que le es incomodo, todo aquello que le es por naturaleza ajeno.
Las reglas de la geopolítica mundial han cambiado y es necesario crear nuevas estrategias desde el entendimiento de la alteridad y sobretodo buscar el auténtico germen responsable de que dicha alteridad se manifieste con hostilidad. Ahora ya no queda espacio para la sistemática etiquetación demagógica con la que hemos estado siendo distraídos por gobiernos sometidos a los poderes fáticos del momento. La violencia y el odio se manifiestan ahora en cualquier lugar del planeta, la manipulación de los estratos menos favorecidos de la sociedad es una realidad de todas las metrópolis y más que nunca de las occidentales.
La incapacidad de entendimiento de la alteridad se está manifestando de forma obscena en nuestro tiempo, se están creando de manera vertiginosa nuevas clases que no mantienen una comunicación real entre ellas, estratos que se niegan o se ignoran y en consecuencia acaban odiándose. Aparecen nuevos barómetros de diferenciación mientras los ya existentes en algunos casos se radicalizan o desaparecen. La globalización está convirtiendo el mundo en un lugar más homogéneo pero a la vez con unas diferencias más marcadas en cada sector. Cada lugar tiene unas características más parecidas entre sí pero con estratos sociales in situ más distantes, las desigualdades no han hecho más que crecer sirviendo de combustible a la radicalización, radicalización que se muestra para una enorme masa de población mundial como única salida a una situación económica, social y cultural insostenible.
Los objetivos de dicha reflexión se basarían por tanto en la comprensión del germen de la radicalización de dichas diferenciaciones, en busca que desde su comprensión se logre visualizar nuevas dialécticas eficaces para hacer frente al problema mundial de entendimiento entre civilizaciones, dialécticas que el poder establecido no ha sabido encontrar mientras seguía con su obstinada e ineficaz táctica de negar o aplastar lo diferente.
¿No es un problema económico el que está transformando el identitario de las civilizaciones?
Continuara…

Jorge Maruejouls

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