Lo mejor de todo es que ibas a convivir en unos campamentos montados en el mismo poblado, el despropósito era real según me contaron mis compañeros, estaban en una especie de tiendas de campaña a tan solo unos metros de donde se encontraba la tribu Datoga en medio del África Oriental.
Cada mañana alguien de la tribu se encargaba de buscar el agua potable, algo escasísimo para ellos, que mis amigos y los otros europeos utilizaban en asearse, vaya ser que te encuentre un león todo sucio. Luego saldrán a cazar animales con sus cámaras fotográficas las mismas que utilizaran para fotografiar a Keyara un niño de la tribu que se ha convertido en una especie de mascota que los acompaña a todos los sitios, les baila y no deja de maravillarse ante su propia imagen que refleja la pantalla de la cámara digital, es tan gracioso que ellas le regalan unas camisetas, ellos por su parte prefieren donar al compañero africano algo de más utilidad, un boli, un llavero, etc. Se prueba las camisetas, son demasiado grandes y se ve que le estorban una vez puestas, pero sus colores son tan llamativos que las conserva, una hasta se la deja puesta, comprada en el Chinatown de Manhattan, hecha en las Filipinas e impresa con la escenificación de unos negros bailando bajo un titulo que reza Harlem, representación estándar que bien conoce nuestro Keyara, aunque con otros títulos Senegal, Brooklym, etc.
El jefe de la tribu otro día hará una representación de una casería aunque decepcionante para mis amigos, un simple murciélago y unos cuantos ratones, bajo tal bendición de los dioses los nativos no esperaron a llegar al poblado e hicieron un fuego en medio de la nada para compartir la bonanza. Momento que ellas aprovecharon para vomitar y ellos se mostraron intransigentes con el guía por la perdida de tiempo que estaban padeciendo.
Mientras regresan a la aldea presencian lo que parecía ser una discusión, por lo visto según explica el guía, los individuos que se han encontrado son Hadzabes, una tribu nómada, y se quejan por que no han podido comprar las puntas de flecha que fabrica los Datoga, estos les replican que ahora se la venden a los turistas que vienen al poblado, estos las pagan mejor, los Hadzabes se marchan poco convencidos y lo que es peor sin la herramienta con la que conseguir alimento, buscaran otra tribu que no este en el recorrido de ningún safari.
Aunque mis amigos estaban maravillados como era de esperar de su gran aventura africana yo me sentía avergonzado de mi civilización ante todo lo que me habían explicado, como se puede pretender que los habitantes de la tribu no quieran adoptar unos modelos que no son realizables en su entorno.
Si esta es la idea de lo que llaman Aldea Global, me parece una locura, estamos robando inconscientemente la identidad de algunos pueblos.
Si queremos tener una aventura africana tengamos el coraje de vivir, no con ellos sino como ellos. Sino siempre podemos ir a Francia, pasear por cualquiera de sus parques zoológicos, además seguro que nos encontramos con algún pariente lejano de Keyara que engatusado en un mono limpia alguna jaula.
Antes de colgar este mensaje, veo con horror como el nuevo reality show de la televisión trata de una familia europea y su lucha por adaptarse a una tribu, me niego a verla pero mi amigo, aquel que ahora es africanista me tranquiliza diciéndome que los nativos no son de verdad sino actores, los negros allí iban más hechos polvo. Vaya…..
Jorge Maruejouls
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